Ametlla

En el pintoresco paisaje de l’Ametlla del Vallès, donde las colinas onduladas se despliegan en un horizonte verde, se oculta una vivienda discreta y respetuosa con su entorno. Con una superficie de apenas 100 m², esta casa parece surgir del mismo terreno que la envuelve, medio enterrada en la pendiente de la parcela, abrazando la topografía como si siempre hubiera pertenecido a ella.
La vivienda se desarrolla en dos niveles. En la planta baja, el aparcamiento y el almacén se funden con la tierra, manteniendo una presencia discreta y funcional. En la planta superior, el corazón de la casa se abre hacia el sur con un inmenso ventanal, un lienzo de luz que inunda los espacios comunes y conecta a los habitantes con el paisaje exterior, donde la naturaleza y el hogar dialogan en perfecta armonía. Este gran ventanal convierte la fachada sur en una entrada de luz y calor natural, respondiendo a criterios bioclimáticos que maximizan la eficiencia energética.

Vivienda l'Ametlla (Collformic)

Enero 2024

Las tres habitaciones de la planta superior, diseñadas con sencillez, se distribuyen cerca de un espacio común amplio, donde la vida cotidiana encuentra refugio y serenidad. Los materiales utilizados en la construcción, elegidos con cuidado bajo principios de bioconstrucción, garantizan una atmósfera cálida y saludable. Al mismo tiempo, la vivienda se proyectó con un objetivo claro: reducir los costes de mantenimiento sin sacrificar la calidad ni el confort, optimizando cada recurso para hacer de este hogar un lugar eficiente y accesible a largo plazo.

Esta casa, modesta en su superficie, pero grande en su integración con el entorno, se esconde y se abre al mismo tiempo. Su diseño, atento a los principios de sostenibilidad y respeto por el lugar, es un ejemplo de cómo lo pequeño puede ser inmenso cuando se construye en consonancia con la naturaleza.

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